El
Instituto de Investigaciones Jurídicas se trata de una institución u organismo,
adjunto a la Universidad Nacional Autónoma de México, cuya misión consiste en
mantener a la vanguardia a la comunidad universitaria, respecto de tópicos en
materia jurídica, es decir, se encarga de analizar problemáticas, sociales,
políticas y económicas meramente desde un enfoque jurídico, o sea, desde la
perspectiva del Derecho por lo general Positivo Vigente; demostrar las
ideologías que influyen en determinados momentos históricos y cómo es que éstos
se reflejan en el Ordenamiento Jurídico o viceversa. La ubicación del inmueble
se encuentra en la dirección Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad
Universitaria, Coyoacán, Ciudad de México.
Gracias a la oportunidad que tengo
de ser estudiante de tercer semestre de la carrera de Derecho en la Facultad
del mismo nombre, mi recorrido comienza a partir de ella, cuya localización (Circuito
interior s/n, Cd. Universitaria, Coyoacán, Ciudad de México), se encuentra razonablemente
en cercanía, puesto que ambos edificios son propiedad de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), específicamente dentro del circuito
universitario. Es por esto, que llegar hasta este órgano de investigación no me
será tan complicado.
En este momento (miércoles 16 de
agosto de 2017, 9:50 a. m.), me encuentro en la parada de Puma-bus de la Facultad
de Derecho y me dispongo a la espera de la Ruta Especial, que tiene una parada
justo frente al Instituto de Investigaciones Jurídicas. Me toma sólo cinco
minutos lograr mi cometido y ahora sólo espero el momento preciso para
descender hacía el Instituto antes mencionado, cuando lo hago, me encuentro de
frente hacia el inmueble en cuestión y luce ciertamente imponente, sin embargo,
la tonalidad gris de sus paredes y la maleza que fluye a su alrededor lo suavizan
un poco, camino por un corredor bastante razonable y entro a él, observo que
dentro de la locación no se encuentra mucha gente, pues aún es bastante
temprano al parecer.
Acto seguido, me veo dentro de una
bella estancia con mesas con diseños de alta vanguardia, cuyo propósito, me
supongo, es una sala de consulta, me percato que los libros se encuentran
organizados de acuerdo a diversos criterios como autor, temática eje, niveles
de destreza en la materia y mucho más interesante: de acuerdo al donador o
recopilador del acervo. Noto que este edificio debe tener al menos otros dos
niveles que se encuentran por encima de la planta baja, hasta el momento nadie
me presta atención y tampoco busco ayuda, pues aún deseo indagar en el sitio
por mi cuenta.
Así me percato poco a poco de las
peculiaridades de este lugar, al que ahora concibo como el “país de las
maravillas”, noto que existe un auditorio en el que un amable compañero me
comenta se imparten conferencias y coloquios a los que cualquier público puede asistir
hasta que el cupo para él se termine, (evidentemente se relacionan de alguna
manera con el Derecho, como todo en nuestra vida, claro), le agradezco y sigo
con el recorrido, antes de desaparecer de su vista me indica donde se
encuentran los administrativos y me comenta la manera en la que puedo hacer
consulta de los libros, así como la forma de hacer efectivos préstamos a
domicilio, (que no se encuentran permitidos en todos los materiales, me
aclara).
Camino un poco más y me encuentro
que al ser transeúnte por los pasillos de este inmueble, puedes deleitar la
vista con muestras de arte abstracto, casi todas ellas son referentes al búho,
cuyo símbolo se relaciona con la abogacía desde tiempos inmemoriales; pinturas,
figurillas, esculturas, se exhiben en conjunto o solitarias para ser
apreciadas, aunque no existe ninguna información visible sobre ellas o sus
autores. Posterior a eso, llego al jardín, donde una señora muy amable me
ilustra, diciéndome que no pueden llevarse a ese punto los libros de consulta,
pero que sí se puede fumar, hecho que me deja bastante contrariada.
Busco a los administrativos, pero me
comentan que llegan un poco más tarde, debido a que el deber los ha llamado a otros asuntos referentes al
acervo de una nueva colección o algo por ese estilo, me dispongo a asesorarme
con el personal disponible y me familiarizo, (ya un poco apresurada) con el
funcionamiento de este Instituto, cuando la señorita de actitud amable, termina
su explicación, me da algunas ideas sobre los personajes a los que podría entrevistar
según la temática (algunos de ellos, de hecho me imparten cátedra en la
Facultad), me felicita por tener la determinación de estudiar una segunda
carrera a tan corta edad y mucho más en la modalidad en línea y me facilita
algunos materiales informativos.
Agradezco
la atención y sus palabras de motivación, para disponerme a regresar a mis
clases que comienzan en menos de quince minutos. Subo de nuevo la Ruta especial
(las rutas de Puma-bus generalmente con cíclicas, es decir, que empiezan y
terminan en el mismo punto), espero la parada a la Facultad de Derecho y arribo
apenas con dos minutos de anticipación a mi siguiente clase. Termino así el
recorrido.